Hay muchas imágenes icónicas de los 80, pero pocas pueden igualar en argumentos a la de un Ferrari F40 recortando su silueta contra el paisaje al atardecer. Esta joya de la automoción, último deseo explícito de Il Commendatore, no fue sin embargo la única que se disputó el honor de ser el mejor coche de todos los tiempos, ya que Porsche y Lamborghini también tenían buenos argumentos a su favor.